EUNK - Revista Científica de Abejas y Apicultores
Editorial EUNK
www.eunk.org
ISSN en línea: 2953-3740
Volumen 1 (2022), Número 2
https://doi.org/10.52559/eunk.v1i2.25
ARTÍCULO ORIGINAL
3 Julio - diciembre 2022 Volumen 1 • Número 2
Fluctuación de la prevalencia viral en relación a la infestación por
Varroa destructor
Marcos D. Salina 1, 2, Maricel Vega4, María E. Bravi1, 3, Bárbara Bais1, 3 y Hernán G. Sguazza1
1 Laboratorio de Virología, Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina.
2 Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), Argentina.
3 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
4 Curso de Producción Animal I, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina.
E-mail de contacto: marcosdsalina@gmail.com
Recibido: 23 mayo 2022; aceptado: 6 septiembre 2022; publicado: 11 enero 2023
Resumen
Las abejas melíferas son de gran importancia para la humanidad, no solo proporcionan una gran variedad de productos derivados de la
colmena, también polinizan los ecosistemas e incrementan las producciones agrícolas de importancia alimentaria. Muchos patógenos
pueden afectar la salud de las colonias y en ocasiones provocar su colapso, uno de los agentes más importantes es Varroa destructor.
Este ectoparásito puede, además, actuar como vector mecánico o biológico de ciertos virus. El objetivo de este estudio fue determinar
la relación entre la presencia de virus y la prevalencia del ácaro V. destructor en colonias de abejas melíferas en diferentes estaciones
del año. Veinte colonias fueron muestreadas cuatro veces durante un año. Se cuantificó el porcentaje de infestación de V. destructor y
la presencia de virus en muestras de abejas y ácaros. Con la excepción del virus de las alas deformadas, no se encontró asociación
directa entre la presencia del ácaro y los virus detectados. También se demostró que las colonias con alto porcentaje de infestación de
ácaros, mostraron detección de virus con mayor frecuencia.
Palabras clave: Apis mellifera, co-infección, Varroa destructor, virus de las alas deformes.
Fluctuation of viral prevalence in relation to Varroa destructor infestation
Abstract
Honey bees are of great importance to humanity, not only by providing a wide variety of products derived from the hive but also
pollinating ecosystems and increase agricultural production of food importance. Many pathogens can affect the health of the colonies
and sometimes cause their collapse; one of the most important agents is Varroa destructor. Moreover, this ectoparasite can act as a
mechanical or biological vector for some viruses. The objective of this study was to determine the relationship between the presence
of viruses and the prevalence of the V. destructor mite in honey bee colonies in different seasons. Twenty colonies were sampled four
times during a year. The percentage of V. destructor infestation and the presence of viruses in samples of bees and mites were
quantified. Except for the Deformed wing virus, a direct association between the presence of the mite and the detected viruses was not
found. Colonies with high percentage of mite infestation showed virus detection more frequently.
Keywords: Apis mellifera, co-infection, Varroa destructor, Deformed wing virus.
INTRODUCCIÓN
La actividad apícola tiene una gran importancia
socio-económica y ecológica, no sólo por estar asociada
a la producción de miel, jalea real, polen y propóleos,
sino por el rol fundamental que cumple la abeja Apis
mellifera, en la polinización de sistemas naturales y
también de sembrados industrializados. En este sentido,
la apicultura asegura la sustentabilidad productiva de los
cultivos, y también favorece la preservación de la
M. Salina et al.
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biodiversidad en la mayoría de los ecosistemas terrestres
(Aizen & Harder, 2009; Decourtye et al., 2010).
En el nuevo escenario mundial de los últimos 15
años, se han detectado múltiples casos de pérdidas a
gran escala de colonias de abejas al final del invierno en
todo el mundo. Este fenómeno, denominado “Síndrome
de despoblamiento de colmenas” (SDC) se informó por
primera vez en 2006 (vanEngelsdorp et al., 2017). Si
bien, las causas aún no se han determinado totalmente,
diferentes factores parecen contribuir, incluyendo
interacciones complejas entre el medio ambiente y
enfermedades por diversos patógenos y parásitos
(Brutscher et al., 2016; Giacobino et al., 2016; Meana et
al., 2017); así como el uso de agroquímicos (Cresswell
et al., 2012). Es por ello, que se considera un fenómeno
multifactorial, debido a que es difícil identificar un solo
agente causal en relación a la alta mortalidad. Sin
embargo, cada vez más evidencias lo asocian a la
interacción entre la infestación por el ácaro ectoparásito
Varroa destructor con las infecciones virales (Francis et
al., 2013).
En general, las enfermedades de origen viral no
producen signos clínicos muy manifiestos en las
colonias, por lo que los virus fueron poco detectados
décadas atrás (Bailey, 1967). De todos modos, el papel
de los virus en las enfermedades de las abejas genera una
preocupación creciente (Brutscher et al., 2015). Hasta el
presente se han identificado 70 virus que afectan a estos
insectos (Beaurepaire et al., 2020). A la fecha, en
Argentina se han reportado diez virus en abejas (Salina
et al., 2021). El virus de la parálisis aguda (ABPV); el
virus de la parálisis aguda Israelí (IAPV) (Reynaldi et
al., 2011) y el virus de Cachemira (KBV) conforman el
complejo “AIK” debido a que presentan alta homología
entre sus genomas y provocan signos similares (de
Miranda et al., 2010). Si bien KBV aún no se encontró
en Argentina, ya fue reportado en Chile por Riveros et
al. (2018). Entre los virus detectados se encuentran el
virus de las celdas reales negras (BQCV); el virus de la
cría ensacada (SBV) (Reynaldi et al., 2010); el virus de
las alas deformadas (DWV) (Sguazza et al., 2013;
Molineri et al., 2017a; Molineri et al., 2017b); y el virus
de la parálisis crónica (CBPV) que aún no ha sido
clasificado (ICTV, 2021). Recientemente, Quintana et
al. (2019) informó la detección de Apis mellifera
filamentous virus (AmFV), mientras que el virus del
lago Sinaí (LSV) ha sido reportado por Brasesco et al.
(2021). A excepción de AmFV, que posee genoma de
ADN, la mayoría de ellos son virus ARN
monocatenarios, clasificados como Picorna-like virus
(Mc Menamin & Genersch, 2015). Los de mayor
prevalencia a nivel mundial son DWV y SBV (Remnant
et al., 2017), mientras que en Argentina son DWV,
IAPV y SBV (Molineri et al., 2017a).
El DWV se considera una quasiespecies viral y
según la quasiespecies infectante puede o no presentar
signos visibles (Mordecai et al., 2016). Las variantes
virales pueden estar presentes en la colonia sin causar
signología aparente, cuando infecta a las abejas adultas,
estas se convierten en portadoras del virus e infectan a
las larvas durante su desarrollo. Las pupas infectadas
con DWV generan individuos adultos que emergen con
un tamaño inferior al normal, las alas pueden presentar
deformidades o encontrarse atrofiadas impidiéndoles
volar. Además, pueden presentar una reducción de la
esperanza de vida e incluso la muerte (Salina et al.,
2021).
Por su parte, la enfermedad de la cría ensacada,
producida por SBV, se cree que es propia de la cría (que
adquiere forma de saco), aunque en Polonia y Alemania
fue detectado en una gran cantidad de abejas adultas
muertas en colonias infestadas con V. destructor (Ball &
Allen, 1988). Se multiplica en abejas jóvenes sin causar
signología aparente (Bailey, 1967), lo cual permite que
el virus persista en las colonias durante años. No
obstante, no se observa un gran porcentaje de muertes
de larvas porque las abejas adultas detectan y remueven
del panal a la mayoría de las larvas en estadios
tempranos de la infección (Dziechciarz et al., 2022).
Las abejas infectadas con ABPV e IAPV,
manifiestan un temblor en las alas seguido de una
parálisis progresiva que las lleva a la muerte (Salina et
al., 2021). El CBPV se caracteriza por causar alteración
o falta total del vuelo, temblor y algunas veces los
individuos toman un color negro con aspecto “aceitoso”
(Allen & Ball, 1996). En el caso de BQCV,
generalmente se lo encuentra en colonias de abejas que
están infectadas con Nosema apis (Allen & Ball, 1996),
recientemente clasificado por Zhang et al. (2021) como
Vairomorpha sp. Este agente altera el tracto digestivo
permitiendo que el virus penetre (Bailey et al., 1983).
BQCV afecta principalmente al sistema reproductor de
pupas de reinas, otorgándole un tono castaño oscuro a
negro a las celdas reales. En casos en que la colonia
presenta una alta carga viral, puede provocar un
aumento de deriva debido a la falta de orientación de las
abejas (Retschnig et al., 2019). En cuanto al AmFV,
generalmente no causa un alto impacto en la vida útil del
hospedador, por lo que se lo considera un virus de baja
patogenicidad en abejas (Gauthier et al., 2015). Por
último, el LSV recientemente descubierto, a pesar de no
conocerse mucho acerca de su mecanismo patogénico,
ha sido relacionado con el SDC (Cornman et al., 2019).
Por su parte, V. destructor puede actuar como vector
Fluctuación de la prevalencia viral en relación a la infestación por Varroa destructor
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de transmisión de varios virus de abejas melíferas. El
más asociado es el DWV (Mondet et al., 2014), que
presenta cuatro variantes: DWV-A, DWV-B
(anteriormente denominado Varroa destructor virus 1),
DWV-C (Posada-Florez et al., 2019) y DWV-D (Bailey
et al., 1979, revisado en Beaurepaire et al., 2020). Los
últimos reportes sugieren que la variante DWV-B e
IAPV replican en el ácaro, por lo que en este caso se lo
considera un vector biológico (Di Prisco et al., 2011;
Yañez et al., 2020). Para el caso de ABPV, KBV y SBV,
el ectoparásito se comporta como vector mecánico, ya
que el virus solo replica en las abejas (Francis et al.,
2013; Shen et al., 2005). Por el contrario, no existen
reportes acerca de si BQCV se vectoriza por medio V.
destructor (Yañez et al., 2020).
Algunos autores consideran que la inmunosupresión
generada por V. destructor favorece la replicación viral
lo que podría desencadenar en infecciones manifiestas,
reduciendo la vida útil de las abejas y causando signos
visibles (Yue & Genersch, 2005; Molineri et al., 2017a).
El ciclo de vida de V. destructor está adaptado al
desarrollo de las abejas melíferas, debido a que, en la
fase reproductiva, los ácaros se encuentran en las celdas
de crías de abejas y se alimentan de los cuerpos grasos
de las abejas (Ramsey et al., 2019). Debido a esto, de
primavera a otoño el ácaro se desarrolla en relación al
aumento de la cría de abejas, llegando al otoño con una
alta densidad poblacional. Luego, a medida que se
aproxima el invierno, se reduce el número de crías de
abejas y, como consecuencia, la cantidad de ácaros
existentes se concentra en este menor número de crías,
restringiéndose su reproducción. Esto trae aparejado un
debilitamiento de la colonia (Martin, 1998).
Debido a que los ácaros pueden actuar como un
importante vector de transmisión al alimentarse de su
hospedador; la prevalencia, distribución y virulencia de
los virus de las abejas melíferas pueden estar
relacionadas a la infestación con V. destructor (Mondet
et al., 2014; Remnant et al., 2017). La prevalencia puede
estar influenciada por varios factores, como las
condiciones medioambientales (Molineri et al., 2017a).
Generalmente, el porcentaje de infestación por el
ectoparásito es más alto hacia la temporada de verano y
otoño. En invierno, la transmisión viral, está asociada a
los ácaros que se encuentran en la fase forética (Francis
et al., 2013).
La dispersión de virus en el ambiente puede verse
influenciada por otras especies de insectos polinizadores
y no polinizadores que comparten recursos con las
abejas melíferas. Se han detectado virus de abejas en
abejorros, abejas solitarias, avispas y hormigas (Salina
et al., 2021).
El objetivo del presente trabajo fue estudiar la
relación entre la presencia de virus y la prevalencia
parasitaria del ácaro V. destructor en colonias de abejas
melíferas durante un año.
MATERIALES Y MÉTODOS
Muestreo
Se realizó un estudio a partir de 20 colonias de abejas
comprendido entre el verano 2014 y verano 2016 en el
apiario experimental de la Facultad de Ciencias
Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata. El
ensayo se dividió en 4 etapas. Durante la primera,
verano de 2014 al 2015, las colonias no recibieron
tratamiento con acaricidas para el control de V.
destructor. En verano de 2015, se realizó el primer
muestreo y luego las colonias fueron tratadas con
acaricidas comerciales (Cumafós). Posteriormente, se
tomaron muestras en las siguientes tres etapas: otoño e
invierno de 2015 y verano de 2016. Utilizando un frasco
de boca ancha se recolectaron aproximadamente 300
abejas nodrizas de ambos lados de tres cuadros con cría
abierta, intercalados entre ellos (Dietemann et al., 2013).
Las muestras fueron remitidas al Laboratorio de
Virología de la Facultad de Ciencias Veterinarias
UNLP, donde de cada muestra se separaron y
almacenaron a -80 °C entre 30 y 50 abejas al azar,
garantizando una conservación óptima del ARN viral
hasta su procesamiento. La muestra restante se
almacenó a -20 °C.
Tasa de infestación de Varroa destructor
En las cuatro instancias de muestreo se realizó la
cuantificación del nivel de infestación de V. destructor.
Para ello, las abejas conservadas a 20 °C se colocaron
en un frasco con agua y alcohol (1:1), y se agi
enérgicamente. Luego, se volcó el contenido de los
frascos en un tamiz de 2 mm, el cual retiene las abejas,
dejando pasar los ácaros que recaen en un paño blanco.
Posteriormente, se calculó la tasa de infestación en
abejas adultas por colonia, dividiendo el número de
ácaros contados por el número de abejas en la muestra y
multiplicando por 100 (Dietemann et al., 2013). Los
ácaros recolectados se conservaron a -80 °C para su
posterior procesamiento en busca de virus.
Detección de virus
De cada muestra conservada a -80 °C se tomaron 15
abejas seleccionadas al azar, fueron homogeneizadas en
M. Salina et al.
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un mortero con arena estéril y 2 ml de solución salina
tamponada con fosfato (PBS). Para los ácaros, se
procesó el pool de ácaros recolectados por muestra,
ajustando en cada caso el volumen de PBS y se procedió
de la misma manera. Se extrajo ARN total utilizando
Trizol® (Invitrogen) y se resuspendió en 50 ml de agua
libre de nucleasas. Para eliminar el ADN genómico
contaminante todas las muestras fueron tratadas con
DNAsa (Promega), en baño María a 37 °C por 30 min.
La reacción se detuvo con solución de stop a 65 °C por
10 min. Para la síntesis de cDNA, se utilizó la enzima
M-MLV (Promega) de acuerdo con el protocolo del
fabricante. En cada rutina de extracción se incorporó
β-actina como control positivo y agua ultrapura como
control negativo.
Se realizó una RT multiplex PCR (RT-mPCR) para
detectar la presencia de siete virus de abejas: IAPV,
DWV, SBV, ABPV, BQCV, CBPV y KBV, de acuerdo
con lo realizado por Sguazza et al. (2013). El protocolo
de amplificación consistió en una desnaturalización
inicial de 95 °C durante 5 min; seguido de 35 ciclos de
95 °C durante 30 segundos; 53 °C durante 60 segundos;
72 ºC durante 90 segundos y, por último, una extensión
final de 72°C durante 10 min. Cada rutina de RT-mPCR
se llevó adelante con controles positivo y negativo en un
IVEMA T18.
En todos los casos, los productos de amplificación se
analizaron en electroforesis en gel de agarosa al 2 %,
teñido con bromuro de etidio, comparando el tamaño
molecular de los fragmentos con el de un marcador de
peso molecular 100 pb (PromegaLab., Madison, WI,
USA).
Análisis estadístico
Los datos se ordenaron en tablas de contingencia
para variables cualitativas de 2x2, con el fin de comparar
proporciones y determinar la relación entre las variables
en estudio. Se establecieron como variables categóricas
la Presencia/Ausencia de virus en abejas VS
Presencia/Ausencia del ácaro en la colmena. Se utilizó
el Test exacto de Fisher's (α=0,05; n=20). La
información fue analizada en el programa GRAPHPAD
8.0.
RESULTADOS Y DISCUSION
Infestación con Varroa destructor
En el primer periodo, verano de 2015, el 100 % de
las colmenas mostró presencia del ácaro. Los valores de
infestación variaron entre 1,9 % y 33,4 %, con un nivel
medio de infestación del 11,85 %. Incluso la colonia con
mayor porcentaje de infestación (33,4 %) presentó
abejas con alas deformadas y en muñón. En el otoño
siguiente, la prevalencia del ácaro disminuyó en un 90
% después del tratamiento con cumafós, presentando las
colmenas un valor medio de 0,15 % de nivel de
infestación (entre 0 % y 3 %). En invierno no se detectó
el ácaro y en verano de 2016 se encontró en el 60 % de
las colmenas con una tasa de infestación media del 1,03
% (entre 0 % y 3,3 %).
Detección viral
En las abejas melíferas se detectaron DWV, BQCV,
SBV, ABPV, IAPV, CBPV. La figura 1 muestra el
porcentaje de colonias en las que se detectó la presencia
de agentes virales y ácaros. Se analizaron un total de 38
muestras de ácaros: 20 verano 2015, 6 de otoño 2015 y
12 de verano 2016. En muestras de verano 2015, se
detectó la presencia del virus DWV en ácaros y abejas
Figura 1. Porcentaje de colonias en las que se detectó presencia de virus de la parálisis aguda (ABPV), el virus de la parálisis crónica
(CBPV), el virus de las celdas reales negras (BQCV), virus de las alas deformadas (DWV), virus de la cría ensacada (SBV), virus de
la parálisis aguda Israelí (IAPV) y del ácaro Varroa destructor desde verano de 2015 al verano de 2016
Fluctuación de la prevalencia viral en relación a la infestación por Varroa destructor
7 Julio - diciembre 2022 Volumen 1 • Número 2
en 6 colonias, datos coincidentes con lo descrito por
Ongus (2006). El SBV también fue detectado en
simultáneo en una colonia en muestras de ácaros y
abejas de verano 2015. En las muestras de otoño, se
detectó DWV en ácaros, pero no en la muestra de abejas.
Para los virus ABPV, IAPV, CBPV, BQCV y SBV,
el análisis estadístico no mostró diferencias
significativas (p>0,05), lo que indica que no habría
asociación entre la presencia del ácaro y de virus en las
colonias. Con respecto a la detección de ABPV, si bien
el estadístico utilizado no fue significativo (Figura 2), es
llamativa la aparición de este virus durante el otoño e
invierno en el 40 % y 60 % de las colonias,
respectivamente (Figura 1), aún con baja o nula
infestación de V. destructor, lo que sugiere otras rutas
de infección para este virus (Yañez et al., 2020;
Beaurepaire et al., 2020).
Para el caso de DWV, el estadístico fue significativo
lo que indica que existe una dependencia de la presencia
del virus y del ácaro en las colonias. Con el objetivo de
identificar una posible relación entre el nivel de
infestación del ácaro y la presencia de DWV en las
colonias, se realizó un agrupamiento de variables y un
segundo análisis considerando dos niveles de
infestación del ácaro. Un nivel bajo cuando la
prevalencia de ácaros (% Infestación de cada colonia)
fue menor que 1 % y un nivel alto cuando fue mayor que
1 %, valor de corte en el que se recomienda el
tratamiento (Dietemann et al., 2013). Con este
agrupamiento se generó una nueva tabla de contingencia
de 2X2 y se analizó con el test exacto de Fisher. El
resultado obtenido mostró una diferencia altamente
significativa (p=0,0055) entre el nivel de infestación del
ácaro y la presencia de este virus en abejas. En términos
porcentuales, el 81,82 % de las colonias con alto nivel
de Varroa mostró presencia de DWV en abejas y el
88,89 % de las colonias con nivel bajo del ácaro mostró
ausencia de DWV (Figura 3).
En el presente trabajo observamos que la mayoría de
los virus estudiados, se detectan en las abejas melíferas
independientemente de la presencia de V. destructor. En
particular, el DWV fue el único que presentó una
Figura 2. Detección del virus de la parálisis aguda (ABPV) en colonias de Apis mellifera infestadas o no con Varroa destructor.
Figura 3. Detección del virus de las alas deformes (DWV) en relación al nivel de infestación de Varroosis en colonias de Apis mellifera.
M. Salina et al.
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asociación directa con el grado de infestación del ácaro,
resultado coincidente con el estudio de Mondet et al.
(2014), quienes tampoco detectaron DWV en ausencia
de ácaros. Al final del ensayo, aumentó el porcentaje de
infestación de ácaros y se detectó DWV nuevamente.
Estos resultados, podrían estar relacionados con la
infección de DWV que se produce en el ácaro, lo que
podría admitir un modelo sobre cómo la alimentación de
ácaros puede influir en el título de DWV en abejas
melíferas. A su vez, nuestros resultados son consistentes
con las observaciones reportadas por Annoscia et al.
(2019), quienes afirman que los niveles de infección
viral más altos están vinculados a la replicación activa
del virus dentro del ácaro infectado. Tal como lo afirma
Giacobino et al. (2016), nuestros resultados respecto a
DWV concluyen que V. destructor juega un papel
importante en su transmisión.
Para el resto de los virus analizados, la presencia-
ausencia de ácaros no presentó relación con las
infecciones virales. Para el caso de SBV, el otro virus
detectado en Varroa, también se podría relacionar con
su alto porcentaje de detección en colonias infestadas
por el ácaro. Sin embargo, en las etapas sucesivas se
detectó independientemente de la presencia de ácaros.
El BQCV se encontró en mayor cantidad al inicio del
estudio y luego se mantuvo en un bajo porcentaje. Esto
podría explicarse, al igual que para el caso de DWV y
SBV, por la presencia de un reservorio en polinizadores
silvestres que mantenga estos virus en el ambiente
(Susevich et al., 2021). Compartir el entorno con otros
insectos puede hacer variar las infecciones virales: hay
especies simpátricas que comparten virus que
originalmente fueron descritos en la abeja melífera
(Dalmon et al., 2021). Otros virus como ABPV no se
detectaron en las muestras de ácaros, sin embargo,
aumentaron su porcentaje en ausencia de este posible
vector. De manera similar ocurrió para el caso de IAPV
y CBPV, que su presencia no se relacionó con las
variaciones en el porcentaje de infestación por Varroa.
En este sentido, las infecciones virales pueden
propagarse entre colonias incluso con poca carga de
ácaros (Francis et al., 2013).
Además de la varroosis, otras situaciones de estrés
como clima desfavorable, pesticidas y prácticas de
manejo inadecuadas pueden influir sobre el estado
nutricional de las colmenas o, la infección por otro
patógeno como Vairimorpha sp., podrían causar
inmunosupresión deviniendo en infecciones virales y
viéndose reflejado en fluctuaciones respecto a la
prevalencia viral (Molineri et al., 2017a). La influencia
de factores no controlables podría explicar la aparición
de la variabilidad de ciertos virus en relación al grado de
infestación.
Por lo tanto, la ausencia de una relación lineal entre
la detección de SVB, BQCV, ABPV, IAPV y CBPV y
la infestación por Varroa podría deberse a la presencia
de estos virus en otros polinizadores y no polinizadores
con los que las abejas melíferas comparten el ambiente.
En este posible escenario, los virus pueden propagarse
con mayor facilidad y, por lo tanto, el título detectado en
las colonias no estar correlacionada con el porcentaje de
Varroa (Molineri et al., 2017a).
En Argentina se ha demostrado la dispersión de virus
de abejas melíferas a otras especies de insectos
polinizadores y no polinizadores que conviven en el
ambiente (Salina et al., 2021), tal es el caso de abejorros,
abejas sin aguijón, Xylocopa augusti, avispas, hormigas
y Nezara viridula (Susevich et al., 2021). Por lo tanto,
las diferencias ecológicas que se presentan entre las
diferentes especies pueden estar relacionadas con la
prevalencia de las infecciones virales en las abejas
melíferas.
El hecho de que el virus de las alas deformadas haya
sido el único que presentó una correlación con el
porcentaje de infestación de Varroa, puede deberse a
que el ácaro es un vector biológico de DWV ya que el
virus replica en él (Yañez et al., 2020).
Por lo expuesto, tal como afirma Molineri et al.
(2017a) en su trabajo, consideramos que la prevalencia
de los virus presentes en nuestra región es multifactorial,
ya que puede deberse a varias causas entre las que se
destacan la condiciones climáticas y medioambientales
y las co-infecciones con otros patógenos como
Vairimorpha sp. Debido a que se ha detectado la
presencia de DWV, SVB y BQCV en polinizadores
silvestres, Bombus atratus (Álvarez et al., 2017) y X.
augusti (Lucia et al., 2014) las fluctuaciones en las
infecciones virales presentes en nuestros estudios
pueden deberse a la existencia de otras vías de
transmisión viral con otros insectos polinizadores y no
polinizadores con quienes comparten el ambiente y
recursos. Cuando la abeja melífera infectada visita las
flores como fuente de alimento (Bodden et al., 2019),
puede dejar partículas virales en su superficie facilitando
la transmisión de estos patógenos (Dalmon et al., 2021).
Los virus SBV, BQCV y DWV han sido detectados en
gránulos de polen demostrando una mayor transmisión
a abejas no infectadas (Dalmon et al., 2021). Estos
hechos evidencian la dispersión de los virus en el
ambiente de los insectos.
CONCLUSIONES
En este trabajo fue demostrada una relación directa
Fluctuación de la prevalencia viral en relación a la infestación por Varroa destructor
9 Julio - diciembre 2022 Volumen 1 • Número 2
entre V. destructor y el DWV. A medida que la
infestación por el ácaro aumenta en las colonias,
mayores son las probabilidades de que estén infectadas
con DWV y a menor infestación menor probabilidad de
detectar el virus. Estas evidencias realzan aún más la
importancia de un correcto control de este ectoparásito.
No se encontró relación entre los virus restantes y la
presencia del ácaro, lo que indica que aún faltan
descifrar las vías de dispersión de estos agentes y el rol
que cumplen otros polinizadores e insectos asociados a
las colonias. Futuros estudios permitirán identificar los
factores de riesgo asociados a la presencia de virus y su
relación con otros patógenos para profundizar en el
conocimiento de los mecanismos de dispersión viral y
lograr con ello diseñar alternativas para el manejo viral.
FINANCIAMIENTO
Este trabajo fue financiado por la Agencia Nacional
de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) a
traves de convocatoria Proyectos de Investigacion
Cientifica y Tecnologica (PICT) 2017 1046.
DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE
INTERESES
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
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Derechos de Autor (c) 2023 Marcos Salina, Maricel Vega, María E. Bravi, Bárbara Bais, Hernán Sguazza
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